Sobre el nido vacío

Esta vez me he decidido a escribir sobre el nido vacío que fue una de las razones que tuve para volver a terapia. Pensaba que estaba preparada para la salida de mi hija de casa, que había puesto suficiente atención en mi relación de pareja, que le estaba dando a mi formación como coach, que tenía intereses, etc. Pensaba que a mí no me iba a pillar desprevenida. ¡Pues no! Mi hija se fue y empecé a deprimirme, a dormir mal, a perder el interés por actividades que antes disfrutaba, a sentirme sin motivación, como si me sintiera inútil o sin ningún propósito.

Y es verdad que una puede pensar que me coincide con la menopausia, que también tiene lo suyo, y también que si se es familia monoparental, los sentimientos negativos suelen ser más acusados, como en el caso de progenitores que se dedicaban principalmente a criar o cuando los hijos se van al extranjero y hay una mala relación con ellos, lo cual va a ser más difícil.

También puede coincidir el nido vacío con la jubilación, lo que implica mucho más tiempo libre, así como el envejecimiento de las familias de origen y la muerte de los padres, con la consiguiente pérdida y dolor.

Algunas personas viven el nido vacío como una crisis existencial, una pérdida de sentido, no saber qué hacer ni en qué ocupar el tiempo ni a quién cuidar. 

También se sienten confundidas por su nuevo rol en la vida de sus hijos y por cómo volver a definirse. Otras pueden lamentar cosas que hicieron o dejaron de hacer mientras sus progenitores crecían. Otras siguen teniendo miedo al futuro y por sus hijos o sienten enfado porque se han ido. O una mezcla de emociones. Alivio y tristeza, enfado y alegría.

Es importante sentir las emociones y no juzgarse. Cada una experimenta el nido vacío a su manera. Generalmente es una sensación temporal y, con el tiempo, nos adaptamos a los cambios en la vida; algunos realmente valen la pena, como tener más tiempo, libertad y flexibilidad.

Es un momento ideal para redescubrirte, tener más tiempo libre para iniciar una nueva vida, hacer un viaje interior, redefinirte a ti misma y pensar en lo que te gustaría lograr en los próximos años. 

Si el dolor es persistente, es bueno que alguien te acompañe para recuperar una calidad de vida que te permita ser feliz viéndolos hacer su propio camino.

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